La
muerte, es para todos nosotros un tema tabú. Todos nosotros hemos pensado
alguna vez cómo y cuándo será el día en el que fallezcamos.
La
muerte es un hecho biológico, es el fin de la vida. El diccionario de la Real Academia Española la define como ''Cesión o
término de la vida'' pero me gustaría concretar que existen diversos tipos de muerte.
La muerte común, la ''irreversible'' es la muerte teórica. La muerte teórica
ocurre cuando existe una destrucción del
tejido cerebral humano y por tanto de toda la información contenida en él de forma que la recuperación
de la personalidad original se
vuelve imposible por cualquier medio físico (en principio, pues aún hay esperanza puesta en la
nanotecnología para evitar este proceso). Este
término fue acuñado durante los años 90 ya que gracias al avance en la
tecnología médica se logró que condiciones como el fallo cardíaco (considerado
antiguamente como muerte) se volvieran reversibles.
A
pesar de esto, en nuestra racionalidad no cala dicho concepto, no somos
capaces de concebir nuestra no-existencia o la no-vida de alguien cercano a
nosotros. Tal vez seamos capaces de entender la muerte cuando estemos en ella
(pero son puras confabulaciones).
Desde
mi punto de vista, el sentido de la muerte se encuentra en la vida misma.
En el momento en el que somos conscientes de que vamos a morir, dirigimos todas
nuestras acciones y nuestros esfuerzos hacia la vida intensamente vivida. En
realidad, el morir nos enseña a amar, a querer, a recordar. La muerte
proyectada hacia la eternidad no puede ser más absurda pues la muerte dejaría
entonces de ser la fuente y el fin de la vida al desaparecer la certeza de la
finitud.
La muerte de Sócrates, considerada el más grande atentado contra la filosofía |
Así
pues, la muerte es una especie de espejo con el cual contemplamos nuestra vida
entera, perfilándola como un proyecto común de todos los hombres: los que
están, estuvieron o estarán -entre otras muchas cosas-. Entonces, la vida no
resulta ser más que un pequeño periodo de nuestra existencia. Por lo cual,
la vida cobra sentido cuando se presenta como un tránsito. Morir es cambiar
de estado y morir se puede entender como desprenderse
finalmente de todo lo material que nos une a este mundo para facilitarnos el paso
a la eternidad. Personalmente, yo no creo en la separación cuerpo-alma como
Platón ni en la vida eterna cristiana, por ejemplo y en ocasiones me da pena no
ser creyente de ninguna religión porque al menos tienen esa fe ciega, esa
esperanza de ir a algún lugar después de la vida. -En este sentido, este post podría continuar con el anterior pues mi postura acerca de este tema
es similar a la de Nietzsche-.
Por otra parte, me gustaría clarificar que nuestras fuerzas
humanas se van consumiendo poco a poco. El hombre va muriendo a plazos hasta
acabar haciéndolo completamente. Por ello, la muerte acontece continuamente, y
cada instante puede ser el último.
En definitiva, debemos de vivir la vida al máximo e intentar
dejar el mejor recuerdo posible pues nunca sabemos cuando o cual será el motivo
de nuestra muerte.
A
mi personalmente este es un fenómeno que me fascina. Así como me fascina el
''ente'' que se crea tras la cópula, la creación de algo que existe
contrapuesto a la culminación de la vida, a la no-existencia de dicho ''ente'',
la muerte. Es algo EXTRAORDINARIO.
Águeda Areces
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