martes, 10 de junio de 2014

Cuestión de democracia.





Ocho días después del resultado electoral obtenido el pasado 25 de mayo que podría significar el final del bipartidismo en España, la Casa Real realiza una maniobra cuya finalidad es intenta reflotar la monarquía que -al igual que nuestra economía, sociedad y democracia- está enferma. La corrupción que va a ver sentados en el banquillo a la hija del Rey, a su yerno y al secretario de las infantas por blanqueo de capitales, delito fiscal y malversación de fondos públicos, esto no contribuye a mejorar su imagen. Por no hablar de la pérdida de respeto hacia la figura del monarca tras su famosa escapada a Botsuana. En definitiva, la monarquía se encuentra hundida en un mar de descrédito y corrupción.

El problema está en que los medios de comunicación han conseguido entronar al rey como la figura que trajo la democracia a nuestro país, una persona que goza de gran prestigio en el extranjero, etc. Todos estos argumentos están vacíos de contenido: la democracia llegó a España del brazo de la Segunda República en el '31 y la figura de nuestro monarca es de las peores vistas en el extranjero: es un mero reflejo de la desastrosa situación y el atraso social que sufre nuestro país. Por no hablar de que las reuniones internacionales que tiene Su Majestad son con su homólogo marroquí, los petro-monarcas árabes y demás ejemplos internacionales de democracia, ¿de verdad queremos que se nos asocie con una figura no electa siervo de las élites políticas y económicas?

A pesar de que en España a día de hoy es cierto que hay problemas más urgentes que nuestro modelo de Estado, no es por ello menos importante. La monarquía es una institución anacrónica que no tiene cabida en nuestra época. Por ello, tras la reciente abdicación del monarca el pasado lunes 2 de junio miles de personas salieron a las calles para pedir un referéndum democrático. Las manifestaciones del lunes tuvieron multitudinarias réplicas el sábado siguiente para pedir también que el pueblo español decida seguir manteniendo la monarquía o instaurar una república. Por otro lado, también los ‘’promonárquicos’’ se manifestaron pero con menos éxito.

La posibilidad de realizar un cambio en nuestra jefatura de Estado es prácticamente nula ya que La Constitución estipula la Monarquía como forma de Estado de España. Si alguien quiere cambiar esto, tiene que acogerse al procedimiento de reforma de la Constitución establecido en la misma. Existen dos vías: o bien 2/3 de cada una de las Cámaras (Congreso y Senado)  apoyan la reforma o éstas se disuelven, son convocadas nuevas elecciones, es aprobada la reforma por 2/3 de las nuevas Cámaras y se confirma la reforma mediante un referéndum popular. Así pues, tal y como hizo Franco, el Rey abandona el trono encargándose de que todo quede atado y bien atado.

Desde mi punto de vista, dejando de lado que la monarquía es algo propio de la Edad Media, defiendo una forma de Estado republicana por varias razones.

En primer lugar, el poder de la Corona en nuestro Estado es completamente ilegítimo dado su carácter hereditario y debido a que el pueblo que lo mantiene con sus impuestos, no tiene derecho a elegir.

En segundo lugar, mantener a la Familia Real supone un gasto altísimo para el Estado (59.280.000€ anuales). Al mismo tiempo, en nuestro país se recortan millones en sanidad y educación, el 27% de la población activa está desempleada, se realizan de media al día 517 desahucios y múltiples colegios tendrán que abrir sus comedores para que muchos niños puedan ir durante el verano para tener asegurada al menos una comida al día. Mientras, la próximamente princesa Leonor recibirá un sueldo de las arcas públicas de 102.464 euros anuales, superando con 94.702,4€ el salario anual mínimo español (7.743,6€). ¿A cuántos niños podría dar de comer ese sueldo? ¿Es normal que el sueldo de una niña de apenas 9 años sea 4 veces mayor que el salario medio en España (23.650€)? ¿La labor que desempeña realmente merece esa remuneración? Personalmente, me parece tan sumamente obvio que no que no comprendo como en España esto tiene lugar y existe gente que lo defiende.

 Por otro lado, el Rey es una figura prescindible ya que podríamos tener un Presidente de la República como Irlanda o Italia que cumpliera exactamente las mismas funciones sin tener que mantener a toda su familia. Además, el Rey es una figura inviolable, es decir, goza de una protección jurídica especial: no puede ser procesado por la Justicia. ¿Es esto justo? Obviamente no, este señor tiene una posición privilegiada por encima del resto de la ciudadanía española simplemente por haber nacido en la familia que ha nacido. Yo por ser hija de quien soy no gozo de ningún privilegio y no es justo que una persona, por su sangre, lo tenga. 


Por último, concluir con que democracia no es únicamente votar una vez cada cuatro años. Llevamos años pidiendo una democracia real. Que se realicen los referéndums que sean oportunos para que el pueblo sea quien decida puesto que es en cual reside la soberanía de la nación. ¿Por qué no se hace? No se hace porque es su juego, tenemos que respetar las reglas que han impuesto y simplemente no interesa que el pueblo hable y se manifieste ya que, como en este caso, va en contra de los intereses de la clase dominante.






                                                  ¡A por la Tercera!


                                                                                                                                                                                                Águeda Areces

                       

1 comentario:

  1. Muy bien Águeda. Un texto vehemente, pero muy bien estructurado y bien argumentado.
    Saludos

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